FITZCARRALDO

FITZCARRALDO
FITZCARRALDO. Werner Herzog. Klaus Kinski

sábado, 20 de noviembre de 2010

En tierra hostil (The Hurt Locker)


TÍTULO ORIGINAL The Hurt Locker
AÑO 2008 

DURACIÓN 125 min. 

PAÍS   Estados Unidos

DIRECTOR Kathryn Bigelow
GUIÓN Mark Boal
MÚSICA Marco Beltrami, Buck Sanders
FOTOGRAFÍA Barry Ackroyd
REPARTO Jeremy Renner, Anthony Mackie, Brian Geraghty, Guy Pearce, Ralph Fiennes, David Morse, Christian Camargo, Evangeline Lilly
PRODUCTORA Summit Entertainment / First Light Production / Kingsgate Films
WEB OFICIAL http://thehurtlocker-movie.com/
PREMIOS 2009: 6 Oscars, incluyendo película, dirección. 9 nominaciones
2009: 3 nominaciones al Globos de Oro: Mejor película drama, director, guión
2009: 6 Premios BAFTA, incluyendo película, director, guión. 8 nominaciones
2008: Festival de Venecia: Nominada al León de Oro
GÉNERO Bélico. Acción. Thriller. Drama | Guerra de Iraq. Cine independiente USA

Clasificación : Muy recomendada

Acabo de leer que en el Bafta 2010, la premiación anual de la academia británica de cine, Zona de miedo o Tierra hostil fue la triunfadora, incluido el reconocimiento como mejor película. Es el desquite anticipado de su directora Kathryn Bigelow por el más que cantado e inminente triunfo de James Cameron, su ex esposo, en la noche de los Oscares con la azulada y hermosa Avatar.

Zona de miedo es una película inusual. Al calificarla de inusual eludo el rótulo de dura porque me parece casi un pleonasmo tildar de dura a una película cuyo tema central y único es el día a día de un grupo de la armada norteamericana dedicado en Irak a la desactivación de explosivos. Inusual porque no es la clásica película de guerra con una nítida confrontación  entre dos bandos. En Zona de miedo el adversario es difuso; los miembros  de la brigada luchan contra un cable sospechoso al cabo del cual puede aguardarlos una detonación mortal; luchan contra las miradas esquivas de los balcones que pueden ser asesinas o simplemente curiosas; luchan contra el polvo inclemente e hirviente que se cuela por la infinidad de grietas de una ciudad en ruinas; luchan entre ellos porque entienden de maneras muy distintas el sentido de la vida y luchan consigo mismos porque sus pasados los doblegan y esclavizan.

El ritmo de Zona de miedo también es particular. No es la clásica tensión de lo que está por suceder; es una tensión amorfa que se sostiene sin definición. Es una tensión convertida en estatus permanente, no una tensión puesta al servicio de un desenlace. El tiempo transcurre y uno presiente que así se desactiven bombas o estas estallen con sus estruendos de devastación, ni lo uno ni lo otro servirá como escenario de conclusión. Zona de miedo, uno lo presiente confusamente desde el comienzo, no tiene ni comienzo ni  fin. Sucede accidentalmente en una localización geográfica determinada pero no es el testimonio de una guerra determinada. Es el testimonio de todas las guerras y de cómo ellas crean perfiles humanos insólitos e indescifrables en los que aún se hacen presentes la compasión por el dolor ajeno y la revisión del sentido de la vida.

Por todo lo anterior de poco o nada sirve contar lo que pasa en Zona de miedo. Sus sucesos se entrelazan con el simple capricho de lo que acontece. La película no tiene pretensiones de mensaje ni quiere tampoco denunciar atrocidades. Quiere y logra, a la mejor manera del buen cine, detener sus ojos en la angustia de un rostro, en el calor insufrible que taladra las sienes, en el absurdo alienante de un gigantesco mostrador atiborrado de cereales…

Zona de miedo sobresale porque reúne muchas cosas buenas (dirección , guión, actuaciones etc.) pero su valor las trasciende o, mejor, las olvida. A uno después de verla se le queda, adherida en quien sabe donde,  una leve sensación de asfixia que, paradójicamente, permite respirar mejor

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