FITZCARRALDO

FITZCARRALDO
FITZCARRALDO. Werner Herzog. Klaus Kinski

lunes, 21 de marzo de 2011

THE HUSTLER - EL BUSCAVIDAS





ÍTULO ORIGINALThe Hustler
AÑO
1961
DURACIÓN
135 min.  Sugerir trailer/vídeo
PAÍS
DIRECTORRobert Rossen
GUIÓNRobert Rossen & Sidney Carroll (Novela: Walter Tevis)
MÚSICAKenyon Hopkins
FOTOGRAFÍAEugene Shuftan (B&W)
REPARTOPaul NewmanJackie GleasonGeorge C. ScottPiper LaurieMyron McCormickMurray HamiltonVincent GardeniaMichael Constantine
PRODUCTORA20th Century Fox
PREMIOS1961: 2 Oscars: Mejor fotografía B/N, dirección artística B/N. 9 nominaciones
1961: BAFTA: Mejor película
GÉNERODrama | JuegoBillar



Clasificación : Imprescindible

Cuando  chocan entre sí las bolas del billar producen un sonido lacónico y seco.  Cuando lo hacen contra las bandas de la mesa estas las despiden hacia el paño verde imprimiéndoles la dirección marcada por el efecto de quien haya tacado.  La mirada de quien juega se centra en el punto imaginario de la bola para lograr, con la intensidad exacta, el impacto preciso que asegure el desplazamiento deseado. Los que miran el juego guardan silencio.  Con movimientos casi imperceptibles siguen el recorrido de las bolas y suspiran satisfechos cuando la bola cantada es embolsada o cuando con el último toque se hace la carambola esperada.

El ambiente de los billares pertenece al imaginario colectivo. Hombres grisáceos bordean unas mesas que parecen emerger de las densas humaredas que provoca el fumar constante. El rito legendario del billar enseña que la tacada maestra  debe hacerse con el cigarrillo caído en la boca. Después vendrán los sorbos de whisky . Se habla poco y se piensa mucho. El pensamiento de quien juega no es una disertación libre. Es un pensar estrecho dedicado a los efectos, los impactos y las distancias. Siempre se piensa la jugada. La mente se adelanta y dibuja el recorrido de las bolas. Todo se reduce a que las bolas obedezcan el designio mentalmente trazado.  De eso se trata el juego y se le juega para ganar, para doblegar al rival  demostrándole un amaestramiento perfecto del taco y las bolas .

The Hustler o, como se la tradujo en su momento, El Buscavidas, es el imprescindible clásico de los sesenta que reproduce con maestría el ambiente de esos billares que entremezclan decadencia y elegancia. A ellos llega Eddie Felson (Paul Newman) buscando fortuna. Habrá de conseguirla, piensa él, si vence al legendario Gordo de Minnesota (Jackie Gleason), un hombre que no solo domina el billar sino que parece estar hecho para él. Conoce  sus artimañas y sus recovecos y sabe que para ganar, además de todos ellos , se requiere actitud y temple de ganador.  Para ganar al talento para tacar, fácil de encontrar y fácil también de aprender, hay que sumarle el mucho más escaso e innato carácter del ganador. Se puede dominar un juego, un oficio o  un arte pero si no se tiene el carácter que todos ellos demandan, el talento se derretirá como lo hace en la forja el metal caliente.

The Hustler es la historia de Eddie Felson - jugador, timador y vividor -  obsesionado con el triunfo pero a la vez incapaz de él. Desde la primera hasta la última partida de billar queda en claro que ganar es más que llevarse los billetes apilados en la mesa o alcanzar el mayor puntaje por bolas embolsadas o por carambolas hechas. Ganar es sobretodo tener la actitud para hacerlo, tener el carácter para revertir el marcador adverso, para conservar la ventaja o, llegado el momento, para saber abandonar la partida.

La película, dirigida por  Robert Rossen, es una joya y lo es porque en dos o tres espacios - especialmente en la sala de billar -  con unos diálogos contundentes y con unas actuaciones soberbias se logra una radiografía deslumbrante del desvarío humano.  Felson dilapida su talento y se lleva por delante, destrozándolo, todo lo que se le atraviese: amistad, amor, dinero  y, especialmente, a sí mismo.

Para quienes como yo andamos escarbando en los cajones cinematográficos para encontrar esas películas que uno no puede dejar de ver, el hallazgo de The Hustler es toda una fortuna. Como nunca lo estuvo antes y como nunca llegó a estarlo después (ni siquiera en El Golpe) Newman está fantástico en el papel de Eddie Felson. Baste con decir, para encomiar su actuación, que nadie más distinto a Felson que el propio Newman, un innato e insulso triunfador. Conmovedora Piper Laurie en su papel de Sarah la mujer que se enamora de Eddie y soberbio el encopetado Gleason en su papel del Gordo de Minnesota.  Todos sumidos en ese blanco y negro que no requiere de ningún otro pigmento para colorear las sombras de la perdición humana.

Una última cosa. Si se consiguen una copia de The Hustler intenten también, lo entenderán luego,  conseguirse una botella de  JTS Brown. Irá bien verla bebiéndose, a sorbos lentos, un trago de este bourbon de Kentucky

CISNE NEGRO




TÍTULO ORIGINALBlack Swan
AÑO
2010Ver trailer externo
DURACIÓN
103 min.  Trailers/Vídeos
PAÍS
  Sección visual
DIRECTORDarren Aronofsky
GUIÓNJohn McLaughlin, Mark Heyman
MÚSICAClint Mansell
FOTOGRAFÍAMatthew Libatique
REPARTONatalie PortmanMila KunisVincent CasselWinona RyderBarbara HersheyChristopher Gartin,Sebastian Stan
PRODUCTORAFox Searchlight Pictures
WEB OFICIALhttp://www.foxsearchlight.com/blackswan/
PREMIOS2010: 1 Oscar: Mejor Actriz (Natalie Portman). 5 nominaciones, incluyendo mejor película
2010: 1 Globo de Oro: Mejor Actriz (Portman). 4 Nominaciones, incluyendo mejor película
2010: 1 BAFTA: Mejor Actriz (Portman). 12 nominaciones, incluyendo mejor película
2010: Festival de Venecia: Mejor actriz o actor joven (Mila Kunis)
2010: 4 Independent Spirit Awards: mejor película, director, actriz (Portman) y fotografía
2010: Satellite Awards: 5 nominaciones, incluyendo director y actriz principal (Portman)
GÉNERODrama. Thriller | Drama psicológicoThriller psicológicoBallet

Clasificación: Muy recomendada

Aronofsky es un director extremo, obsesivo y desbordado. Esas características solo pueden provocar una de dos cosas: atracción o repulsión. Cisne Negro, su última película, es una muestra irrefutable de lo anterior. La forma como se nos cuenta la historia de Nina (Natalie Portman) una bailarina obsesionada con el rol protagónico que le han dado en el Lago de los Cisnes, puede parecernos un juego que abusa de los absurdos o puede parecernos el relato fascinante de una mujer expuesta a los tormentos de un carácter que no está a la par de su enorme talento. (Como podrá leerse en la siguiente nota de este blog, la relación entre talento y carácter fue magistralmente tratada en The Hustler un clásico del año 61 dirigido por Robert Rossen y protagonizada por Paul Newman).

Pertenezco al grupo de la segunda percepción. Cisne Negro es un drama sobrecargado que se da el lujo de bordear el terror sin caer en las caricaturas de uno y otro género.  A Aronofsky le va bien lo que en otros directores pudiera ser un empalago. Y le va bien porque es un maestro del ritmo, porque se deleita traslapando realidades y ficciones para que sea el espectador el que tenga que decidir que pasó y que no pasó en esa trama de sucesos y alucinaciones tejida con la misma intensidad narrativa.

Cisne Negro es una película tumultuosa pero no atiborrada y eso se debe a la capacidad sorprendente de Aronofsky de jugársela sin límites, de ser, a diferencia del personaje encarnado por la Portman, un torrente creativo encauzado por la disciplina pero, también, desbordado por esa genialidad primaria que catapulta al talento haciéndolo destrozar los moldes mediocres de la perfección contenida.

Fascina en el Cisne Negro la forma como la cámara sigue a Nina casi clavándosele en la nuca; perturba la mirada de la madre y asusta la sensual presencia de su compañera Lilly (Mila Kunis) que se desliza entre la muerte, el deseo, la rivalidad y el reconocimiento. Aronofsky siempre bordea el riesgo de la pesadez y de la insensatez pero un ritmo envolvente lo impide y gana, por fuera de todo canon, un relato que se da el lujo de echar mano de no pocos clichés (la mano repentina que asusta, las luces que se apagan, las puertas al borde ser forzadas….) y pese a ello atrapar de principio a fin. Tan contundente es el relato del Cisne Negro que Aronofsky se permite, después de un suspense que anunciaba otro desenlace,  un final  cuasi épico que recuerda la escena final de Billy Elliot. Sumida en la decepción amorosa Odette, aún cisne,  se lanza al vacío para encontrar en ese sacrificio el amor esquivo de Sigifrido. En la escena cumbre Nina hace suya por fin la recomendación insistente de su director (Vincent Cassel): para alcanzar la perfección hay que sumarle al talento disciplinado la desmesura de la pasión.

Faltándome por ver dos o tres de las nominadas al Oscar como mejor película, mi estatuilla habría sido para el Cisne negro.  No tiene la corrección impecable del Discurso del rey pero tiene, a mares, el impulso vital que le faltó a la cinta inglesa galardonada por la Academia.

Y de Natalie Portman decir tan solo que su interpretación es sobrecogedora y que estamos enamorados de ella desde que era la pequeña Mathilda al lado de Jean Reno en El profesional.

Nota final: Para recordar los dejo con la escena final de Billy Elliot. Quizás una vez vencido el maleficio este Sigifrido  haya recuperado el amor de la Odette que se sacrificó por él.


domingo, 20 de marzo de 2011

EN UN MUNDO MEJOR







TÍTULO ORIGINALHævnen (Civilization) (In a Better World)
AÑO
2010
DURACIÓN
110 min.  Trailers/Vídeos
PAÍS
  Sección visual
DIRECTORSusanne Bier
GUIÓNAnders Thomas Jensen
MÚSICAJohan Söderqvist
FOTOGRAFÍAMorten Søborg
REPARTOMikael PersbrandtTrine DyrholmUlrich ThomsenWilliam Jøhnk NielsenMarkus RygaardBodil JørgensenDitte GråbølToke Lars BjarkeCamilla GottliebSatu Helena Mikkelinen
PRODUCTORACoproducción Dinamarca-Suecia; Danish Filminstitute / Danmarks Radio (DR) / Film Fyn / Film i Väst / MEDIA / Memfis Film / Nordisk Film- & TV-Fond / Sveriges Television (SVT) / Swedish Film Institute / Trollhättan Film AB / Zentropa International
WEB OFICIALhttp://www.sonyclassics.com/inabetterworld/
PREMIOS2010: Oscar: Mejor película de habla no inglesa
2010: Globos de Oro: Mejor película de habla no inglesa
GÉNERODrama | África



Clasificación : Muy recomendada

Con esta nota sobre En un mundo mejor incumplo una de las reglas que me fijé, primero, cuando empecé a escribir sobre las películas que veía y, segundo, cuando decidí construir este blog.  La regla era que solo escribiría sobre las películas vistas en la pantalla grande. Por fuera quedarían todas aquellas otras vistas en casa, en los aviones y, en fin, en todos aquellos otros espacios distintos a ese templo de culto que es – y será por siempre – la sala de cine.

La regla encerraba un discreto homenaje al cine visto en la pantalla grande. Soy uno de aquellos que cree que las películas hay que verlas proyectadas en las salas de cine. Todo lo demás, por sofisticado que sea, es un fallido remedo de la magia inimitable que tiene el ir a cine. La película que nos pareció extraordinaria en la sala de cine nos parecerá, cuando más, buena si la reducimos a la pantalla de un televisor. De las películas vistas en computadores, teléfonos, i pads y demás artefactos solo puedo lamentar la oportunidad perdida de haberlas visto, con todo lo que ello implica, en ese templo irremplazable que es la sala de cine.

Hay sin embargo circunstancias que nos llevan a ver algunas películas en el riesgoso confort de  la casa. Fue eso lo que me pasó con En un mundo mejor la película de la afamada directora danesa Susanne Bier y ganadora  del Oscar 2010 a mejor película de habla no inglesa. 


La cinta cuenta la historia de dos niños, Elia y Christian,  compañeros de clase que se hacen amigos como expresión de una solidaridad que viene del dolor, la incomprensión y el desarraigo en medio de los cuales ambos han crecido. Con el liderazgo de Christian ambos chicos se embarcarán, con mucha ingenuidad pero también con mucha maldad, en una travesía que persigue el dudoso reconocimiento que depara la venganza. 


Christian perdió a su madre y siente, en su mundo amañado y reservado, que su padre fue el culpable de esa mutilación temprana. De su lado Elia es hijo de padres separados. Vive con su madre, una médica empeñada en preservar el dolor y el resentimiento que le dejó la ruptura de su relación. Su padre, también médico, vive en África donde ayuda a una comunidad cuyas mujeres se ven sometidas a los abusos de un líder local. En ese paraje, amarillo y ardiente, sueña con un mundo más justo y, también, con la recuperación del hogar perdido.

En ambos espacios, el colegial y el de la comunidad africana ultrajada, se vive la ley absurda del matoneo. Elia es víctima de los acosos y de las burlas de sus compañeros. Christian sale en su ayuda sin medir los alcances de su reacción defensiva. Por su lado el padre de Elia atiende a las mujeres que han sido víctimas de una atrocidad irracional. El dolor y la rabia que produce el trato injusto generarán conductas vindicatorias que se saldrán de todo cauce. La compasión y la solidaridad mostrarán su rostro turbio llevándonos a ese punto en el que  se siente que el agresor injusto merece, al margen de los cánones morales, éticos y legales, un castigo de la talla del dolor causado.

En un mundo mejor  la Bier vuelve como lo hiciera en Después de la boda (2006) y Cosas que perdimos en el fuego (2007) a las entrañas del ser humano para zambullirse en sus contradicciones, en sus fragilidades, en sus ambiciones y, también, en sus enormes frustraciones. En esta ocasión vuelve hacerlo con su mejor estilo intimista: más que la sucesión de hechos que integran el relato, lo que sobresale En un mundo mejor es el interior de sus personajes. Un interior convulso que no respeta ni edades, ni sexos, ni condiciones.  La maldad es capaz de anidar tanto en un despreciable líder africano como en un niño que apenas ha dejado el pantalón corto. La profunda y discutible diferencia es que pareciera haber maldades cuyo origen si bien no las justifica al menos sí las explica. Al punto, tantas veces inconfensable,  de aceptar el turbio ajustamiento que consigo trae la venganza.  Más que discursos moralistas el mensaje discreto de la película es que la verdadera bondad no es tanto la negación de la maldad como el  fatigoso ejercicio  de ir arañándole a nuestras fragilidades y a nuestros miedos sus trazas de sentido y esperanza.

Dos cosas por destacar de En un mundo mejor. La primera su impecable trabajo fotográfico. No se trata, como en tantas otras películas, de encuadres bien logrados y de nitidez de colores. Se trata en este caso de un tono continuo, de un acento que más allá de capturar la escena la colorea según cual sea el sentimiento o la vivencia circundante. Tanto las escenas que transcurren en la comunidad africana como aquellas otras que suceden en alguna ciudad de Dinamarca, son retratadas por un lente que capta los espacios subrayando sus colores y sus entornos según cual sea, en cada caso, el color del alma que las mira. La segunda, el trabajo sorprendente de ambos niños. En especial el de William Jøhnk Nielsen en su papel de Christian. Uno se pregunta, viéndolo, como hace un niño para cargar y luego transmitir en su mirada tanto odio y tanto resentimiento. Será tal vez  que sin los tapujos y las contaminaciones de la adultez los niños son mejores para mostrar los claroscuros que todos llevamos dentro.

De las nominadas al Oscar por mejor película de habla no inglesa solo he visto Biutiful y En un mundo mejor. Habiéndome gustado mucho ambas, mi voto, coincidente con el de la Academia, es por la película danesa. Además y sumado a sus muchas virtudes cinematográficas,  En un mundo mejor tiene el mérito de recordarnos que hay otras maneras de hacer el cine o, mejor,  que hay otras manera de abordar al ser humano desde el multifacético lenguaje del cine.

sábado, 5 de marzo de 2011

Biutiful


TÍTULO ORIGINAL     Biutiful

AÑO     2010    

DURACIÓN     145 min.      

PAÍS     México   
 
DIRECTOR     Alejandro González Iñárritu

GUIÓN     Alejandro González Iñárritu, Armando Bo, Nicolás Giacobone (Historia: Alejandro González Iñárritu)

MÚSICA     Gustavo Santaolalla
FOTOGRAFÍA     Rodrigo Prieto
REPARTO     Javier Bardem, Maricel Álvarez, Diaryatou Daff, Eduard Fernández, Ana Wagener, Guillermo Estrella, Rubén Ochandiano, Félix Cubero, Martina García, Manolo Solo, Karra Elejalde
PRODUCTORA     Coproducción México-España; Menage Atroz / Cha Cha Cha / Mod Producciones / Ikiru Films / Focus Features
WEB OFICIAL     http://www.biutiful-lapelicula.es/
PREMIOS     2010: Oscars: 2 nominaciones: Mejor actor (Bardem) y película de habla no inglesa
2010: Festival de Cannes: Mejor actor (Javier Bardem) (ex-aequo)
2010: Globos de Oro: 1 Nominación: Mejor film de habla no inglesa
2010: 1 Premio Goya: Mejor actor (Javier Bardem). 8 nominaciones
2010: Premios BAFTA: 2 nominaciones: actor (Bardem) y película en habla no inglesa

GÉNERO     Drama | Drama social. Inmigración

Clasificación : Muy recomendada

Biutiful nos dice lo que su nombre nos dice: que lo bello puede expresarse de manera incorrecta pues será la belleza la que expresándose a sí misma supere cualquier error de expresión. 

La última película del mejicano González Iñárritu (Babel, 21 gramos y, sobre todo, Amores Perros) no echa mano de los códigos estéticos tradicionales. Hace todo lo contrario. Se vale, al mejor estilo de este  consagrado director  mejicano,  de la suciedad, de la miseria y del abandono para construir a partir de ellos un cuento que deambula entre la repulsión y la compasión. 


Uxbal (Antonio Bardem) es un hombre que va de tumbo en tumbo en los submundos de una Barcelona carcomida por las sombras y los vicios de unos hombres que han apelado a todo para sobrevivir. Son inmigrantes perseguidos en un país que les es hostil, como  hostil les es el mundo porque desde siempre dejaron de pertenecerle. Es en medio de ellos que sin ningún rumbo deambula Uxbal persiguiendo billetes sucios y esquivos. Lo acosa, respirándole en la nuca, la vergüenza de una enfermedad que ha comenzado a anticiparle las penurias de la vejez. Y es este mismo hombre el que cada día se sienta  en una desvencijada mesa con sus hijos perpetuando el rito de la comida en familia. No hay mamá. A la que alguna vez hubo, encarnada en la película por Maricel Alvarez,  se la llevó un torbellino de humo y alcohol. Su fugaz reaparición en casa fue un espejo que a la primera mirada se vuelvió añicos.

Biutiful es una cámara que fotografía todo este torrente de sinrazones y angustias. Al comienzo la sensación del espectador puede ser de repudio. Las escenas parecen apelar con cierta ligereza a lo mórbido. Todo parece armado para provocar un efecto de asfixia. La película ni respira ni permite respirar. Nos parece que Biutiful abusa, a lo Iñárritu, de la desesperanza urbana.

Y sin embargo la película emerge desde su propia angustia.  Y lo hace con una lucidez desconcertante porque no abandona su tono sombrío. No cae, como hubiera podido hacerlo,  en la trampa fácil de la salvación.  Uxbal sigue su rumbo hacia el abismo pero en la ruta se atraviesan sus hijos y tras ellos es el propio Uxbal  quien se interpone en su propio camino de anulación y entrega. Sus chicos, ella y él,  están en esa edad en la que la miseria no puede ser otra cosa que el juguete perdido o el dolor que se adivina, sentados a la mesa, en la cara de alguno de sus padres. 


Es la hija la que por un instante lo reinvindica todo preguntándole a su padre ....y Biutiful como se escribe. Y todo pareciera confabulado para contestarle, solo por ese instante, que Biutiful se escribe como ella lo sienta, como ella lo dibuje con sus crayones de colores.

Bardem, soberbio. La mitad o más de su actuación la hace, en su rostro maltrecho, esa mirada que se debate entre la enajenación, la maldad y una ternura primaria, casi animal. Merecida su nominación para el Oscar y merecida también su figuración entre los grandes actores del momento.

Uno sale de Biutiful con la extraña sensación de haber visto una película inmensa a la que se la devorará, más  temprano que tarde, la inclemente ráfaga del olvido. Uno sale de Biutiful con cierta pastosidad agridulce en los labios. Uno sale de Biuiful - y le cuesta admitirlo -  con una desazón teñida de ternura y optimismo 


El trailer es sobrecogedor. Los dejo con él.