FITZCARRALDO

FITZCARRALDO
FITZCARRALDO. Werner Herzog. Klaus Kinski

miércoles, 27 de octubre de 2010

Desafío



TÍTULO ORIGINAL   Defiance

AÑO
2008

DURACIÓN
137 min.   

PAÍS  Estados Unidos

DIRECTOR  Edward Zwick
GUIÓN  Edward Zwick, Clay Frohman (Libro: Nechama Tec)
MÚSICA  James Newton Howard
FOTOGRAFÍA  Eduardo Serra
REPARTO  Daniel Craig, Liev Schreiber, Jamie Bell, Alexa Davalos, Allan Corduner, Mark Feuerstein, Mia Wasikowska, George MacKay, Iben Hjejle, Allan Corduner, Tomas Arana, Jodhi May
PRODUCTORA  Paramount Vantage / The Bedford Falls Company / Grosvenor Park Productions
WEB OFICIAL  http://www.defiancemovie.com/
PREMIOS  2008: Nominada al Oscar: Mejor banda sonora original
2008: Nominada al Globo de Oro: Mejor banda sonora original

GÉNERO  Bélico. Drama | II Guerra Mundial. Holocausto. Basado en hechos reales

Clasificación : Vale la pena

El verbo desafiar tiene una clara connotación de osadía. Quien desafía a alguien le propone, de alguna manera, una confrontación. No es pasiva la actitud de quien acepta un desafío; es una actitud de iniciativa y arrojo. Desafío narra la historia de unos hermanos judíos, los Bielski, que deciden hacerle frente a la arremetida nazi  con una resistencia violenta que denuncia los miles de muertos que ha dejado el exterminio judío. Desde este punto de vista la historia que se cuenta en Desafio  procura salirse del clásico estereotipo del judío demacrado y frágil  que es arrumado con sus hermanos en unos vagones que viajan con la consigna de regresar sin sus pasajeros. Aunque quienes les rodean personifican perfectamente el icono tradicional del judío perseguido por la crueldad nazi, (seres de mirada ausente y triste envueltos en pesados y lúgubres abrigos negros) los tres hermanos (Daniel Craig, Liev Schreiber y Jamie Bell)  rompen el molde. Desafío nos los presenta como los héroes aguerridos que aún heridos arremeten contra sus adversarios para hacer valer esa ilusa consigna guerrera de que puede más el tesón de unos pocos que las armas de muchos.

Desafío es el relato de una resistencia (no en vano en países como España así se la tituló) que responde con agresión las agresiones y devuelve con balas y muertos, las balas recibidas y los hermanos caídos. Sin embargo y más allá de cualquier discusión moral alrededor del sinsentido de la guerra y sus venganzas, en Desafío persiste la imagen tradicional del judío sumiso que contempla, con una resignación estoica, el atroz exterminio de los suyos. Los únicos que se salen de este modelo son los hermanos Bielski que, quizás sin quererlo, refuerzan el arquetipo que ellos mismo excepcionan.

Aunque se la presenta como basada en hechos reales, al terminar la película  uno se pregunta si la resistencia de los tres hermanos fue tan aguerrida y heroica o si se apeló nuevamente a la emoción del último kilómetro.  El cine, aún el que se dice estrictamente histórico, siempre tergiversa y amaña los hechos que recoge de la realidad. La pantalla, al igual que la hoja escrita o el lienzo dibujado, siempre estará poblada  de mentiras que elaboran, en el ancho mundo de la relatividad,  su propia verdad. Por eso no importa que tanto se ciñe a la verdad  la historia que se narra en Desafío. Lo que en el relato cinematográfico interesa es la credibilidad que nos merezca la historia y su perdurabilidad en nosotros. Es por esto último que Desafío desentona y deja en el espectador el sinsabor de lo que pudo haber sido y no fue. La película está bien hecha; sus actuaciones, sin ser memorables, pasan la prueba. El ritmo narrativo, con algunos altibajos, termina jalonando bien la historia. Podría decirse, en fin, que la puesta en escena es aceptable mas sin embargo lo que disuena en medio de tanta corrección cinematográfica es la actitud, ciertamente desafiante, de los hermanos protagonistas. A la historia, al bosque brumoso y envolvente, al temperamento creyente y solidario del pueblo judío, le habría ido mejor una actitud distinta, una resistencia, porque no, agresiva pero no, como en Desafío, innecesariamente violenta y sangrienta. Mejor  una resistencia más inteligente y estratégica y, por la confluencia de tales características, más efectiva. A fin de cuentas son todos ellos rasgos sobresalientes de la raza judía.

El temperamento y su invariable actitud ante la cámara hacen de Daniel Craig un actor unidimensional. Lo que hace lo hace bien pero uno queda con al impresión de ya haberlo visto, de estar frente a un espectáculo actoral rutinario y repetitivo. Lo de Daniel Craig es una imperturbabilidad de hierro que le viene bien a la imagen renovada de James Bond pero no al carismático líder de unos judíos acorralados por la fuerza nazi en los gélidos bosques de la estepa rusa.

De Desafío yo me quedo con esa imagen de los árboles erguidos atravesando con su espeso follaje la bruma del inclemente invierno y me quedo con ella porque la asimilo a la actitud de esos hombres, mujeres y niños perseguidos que resistieron de pie, en medio del frío, los embates del enemigo no con otra defensa que el saberse unidos.  Es el buen resultado de esa solidaridad lo que el cine, auspiciado en muy buena medida por las fortunas judías, jamás se cansará de contarnos. 

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