FITZCARRALDO

FITZCARRALDO
FITZCARRALDO. Werner Herzog. Klaus Kinski

sábado, 18 de febrero de 2012

THE DESCENDANTS



TÍTULO ORIGINALThe Descendants
AÑO2011
DURACIÓN110 min.
PAÍS
DIRECTORAlexander Payne
GUIÓNAlexander Payne, Nat Faxon, Jim Rash (Novela: Kaui Hart Hemmings)
MÚSICAVarios
FOTOGRAFÍAPhedon Papamichael
REPARTOGeorge ClooneyShailene WoodleyAmara MillerNick KrausePatricia HastieMatthew LillardJudy GreerBeau BridgesRobert ForsterBarbara L. SouthernMary BirdsongRob HuebelMichael OntkeanTroy ManandicmScott MorganMilt Kogan
PRODUCTORAFox Searchlight Pictures / Ad Hominem Enterprises
WEB OFICIALhttp://www.foxsearchlight.com/thedescendants/
PREMIOS2011: Oscars: 5 nominaciones, incluyendo mejor película, director y guión adaptado
2011: Globos de Oro: Mejor película dramática, mejor actor (Clooney). 5 nominaciones
2011: Premios BAFTA: 3 nominaciones: mejor película, actor (Clooney) y guión adaptado
2011: National Board of Review: Mejor actor, actriz sec. (Woodley) y guión adaptado
2011: Critics Choice Awards: Mejor actor (George Clooney). 7 nominaciones
2011: Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor película. Finalista para mejor guión
2011: Satellite Awards: Mejor película y guión adaptado. 6 nominaciones
2011: Independent Spirit Awards: 4 nominaciones, incluyendo mejor película y director
2011: Premios Gotham: Nominada a Mejor película, reparto y actriz (Shailene Woodley)
GÉNERODramaComedia | Comedia dramáticaFamilia

Calificación: Muy recomendada

Con todo y su buena actuación,  The Descendants  no es  George Glooney, su protagonista; The Descendants es, en toda la extensión de la afirmación, Alexander Payne, su director. Para decir lo anterior es preciso entender, al menos como un libre ejercicio de aproximación, el oficio del director cinematográfico y provistos de ese entendimiento analizar el trabajo realizado por Payne en su última película.

En el imaginario colectivo el director es ese hombre sentado en una silla plegable (con su cargo anotado al respaldo), usualmente impaciente e irascible, cuyas órdenes intercaladas de acción y corten son  seguidas por  una legión  conformada por actores, guionistas, músicos,  ingenieros de sonidos, cableros, luminotécnicos, fotógrafos, ambientadores,  decoradores, maquilladores y, no por últimos menos importantes, los surtidores providenciales de sandwiches y bebidas.

La verdad, siempre aproximada, pone en evidencia la inmensa similitud entre este arquetipo popular y el oficio de dirigir películas.  Para decirlo de una manera un tanto elemental y callejera: al director le toca hacer de todo. La película que vemos es el resultado de una cuidadosa labor de alquimia donde el director mezcla, entre otras tantas cosas, la conducción de los actores, la puesta de la cámara, la pertinencia del vestuario y la de  los decorados, la consonancia de la música y, muy especialmente, permítase el acomodo terminológico,  la cinematografización de un guión , es decir, ese volver lenguaje fílmico un  insumo que le es dado - o que el mismo se ha dado - en letras. El oficio de dirigir una película no se deja reducir al simple compendio de estas funciones. Las comprende todas pero no es su simple sumatoria.  Dirigir implica ordenar, comandar y también encauzar pero sobre todo implica la magia de transformar, de agrupar una serie de insumos para que de ellos resulte, sin apego a fórmula alguna, un producto que se le debe a todos ellos pero que a la vez ya no es ninguno de ellos porque los ha transustanciado para convertirlos, con un toque fascinante de  prestidigitación, en la película que finalmente vemos.

En el año 1973, hablándole a un grupo de estudiantes  de la Wesleyan University (Middletown, Connecticut),  Elia Kazan, el aclamado director de películas como Un tranvía llamado deseo (1951) La ley del silencio  (1954) y Al este del Edén (1955) , decía :

¨…. el director es el verdadero autor de la película. El director cuenta la película utilizando un vocabulario cuya parte más pequeña está constituida por un ordenamiento de las palabras.

Un guión, los directores lo aprendemos pronto, no es tanto una obra escrita, como una construcción. Aprendemos a buscar a tientas el esqueleto bajo la piel de las palabras.

Todo director, aun en esos raros casos en que no trabaja con uno o dos escritores -Fellini trabaja con un escuadrón - debe hacerse responsable del guión. No sólo tiene que decidir qué se tiene que reescribir, sino eliminar aquello que es innecesario, prever errores, apreciar posibilidades no verbales, asegurarse de que la estructura sea la correcta, tener un sentido del tiempo en pantalla, cuánto transcurrirá, en qué lugares, para qué fines

El director cinematográfico sabe que bajo la superficie de su guión hay un subtexto, un calendario de intenciones y sentimientos y sucesos interiores. Aquello que parece estar ocurriendo - pronto lo aprende -  raramente es aquello que está ocurriendo. Este subtexto es una de las herramientas más valiosas del director. Es aquello que dirige. Uno raramente ve a un director veterano dirigir con un guión. O siquiera mirarlo….¨

En The descendants  Payne logra, como pocas veces se ve, el acierto alquímico de una muy buena dirección cinematográfica.  Matt King (George Clooney) vive en la paradisíaca Hawai.  Lo primero que su voz en off nos advierte es que vivir en ella puede no ser tan idílico como su nombre lo sugiere. De hecho ese es su caso: su mujer ha quedado en coma después de una accidente y es Alexandra (Shailene Woodley) la mayor de sus dos hijas la que le cuenta que su madre le era infiel. Matt se empeñará en saber con quien lo traicionaron  y es esa ruta reveladora la que le permitirá,  no sólo reconstruir la relación perdida con sus hijas , sino también darle un giro al sentido mismo de una vida malversada entre escritos de abogado, su oficio,  y una fortuna familiar alrededor de la cual se enfrentan los intereses de algunos  primos movidos por el afán de una  riqueza rápida si venden unos valiosos terrenos de la familia  y los de  otros, él entre ellos,  que prefieren  conservar un patrimonio cultural ligado a la historia de la isla y a sus valores raciales y culturales. 

Lo que hace con maestría Payne es volver imágenes esta historia y hacerlo con un tono que  se desplaza  sin tropiezos entre la comedia absurda y el drama estremecedor. The Descendants nos hace reír y a la vez meditar. Lo primero sin la estridencia barata de la comedia de pacotilla  y lo segundo sin la insoportable pesadez del drama fingido.  Lo que nos demostró Payne en A propósito de Schmidt (2002) y especialmente en Entre copas (2004), nos lo confirma ahora en The Descendants : una dirección con sello muy personal que se detiene más en las intimidades de los procesos decisorios del ser humano que en sus exteriorizaciones.  La visión de Payne privilegia lo ordinario, lo común y corriente, del ser humano.  Es de esta última nota que se desprende esa característica ya tan propia de su cine, un cine bien dibujado cuyas ligerezas en el trazo tienen la virtud de profundizar sin necesidad de lastimar, un cine en el que se demuestra que la mejor reflexión es aquella a la que se nos conduce con una buena entretención.

Nota a deshoras. Que The Descendants sea una película de director no impide decir que también sea una película de actor. El cine nos va familiarizando con ciertas figuras y una de ellas es, a no dudarlo,  George Clooney.  Imposible no juzgar su actuación viéndolo a través de toda una filmografía que incluye trabajos tan dispares como los que ha tenido en  La Delgada Línea Roja  (1998) La Tormenta Perfecta (2000) O Brother (2000) la trilogía de los Ocean´s ( 11 - 2001 - 12 -2004 -  y 13 -2007- ), Michael Clayton (2007) , Quemar después  de leerse (2008) y Up in the air (2009), entre otros.  Es precisamente por todo este recorrido en la pantalla que puede decirse que en The Descendants  Clooney alcanza una de una de sus mejores y más honestas compenetraciones actorales. 

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