Título original : José y Pilar
Año : 2010
Duración : 125 min.
País: Prutugal
Director: Miguel Goncalvez Mendes
Guión : Miguel Goncalvez Mendes
Fotografía : Daniel Nieves
Reparto : José Saramago, Pilar del Río
Género : Documental , biográfico
Web oficial : www.joseepilar.com
Calificación : Buen plan
Hay que diferenciar. Una cosa es la
empatía, la simpatía o la antipatía que pueda generarnos un personaje por su
conducta o su forma de ver y vivir la vida y otra, distinta, el agrado o el
desagrado que pueda producirnos el relato cinematográfico que se ocupa de este mismo personaje. La importancia de esta distinción se
agudiza cuando se trata de una película documental. En este género se trata ya no de unos actores que
encarnan postizamente las vidas de otros, sino de seres reales a quienes la
cámara aspira a capturar sin otra distorsión, que no es poca, que la que se
produce en el tránsito de la realidad a la imagen. Una cosa es entonces, en el
documental, que la forma de apresar y
expresar una realidad (comúnmente la vida de algún notorio) nos parezca buena
o fallida y otra que esa misma
realidad (ese alguien que nos es representado) nos plazca o nos disguste
estética, moral o éticamente. Un documental sobre el sicariato nos puede
parecer extraordinario así nos repugne hasta la médula ese aberrante oficio y,
sobre todo, la decadencia social que lo propicia. Lo propio, a la inversa, puede sucedernos con un documental sobre la forma como en
gimnasios anónimos y oscuros se forman, a punto de hambre y ansias, esos
boxeadores que luego muerden, como desquitándose de la vida, sus preseas
olímpicas. El tema puede subyugarnos pero la forma de contárselo puede
decepcionarnos. Sin duda una cosa es el como se cuenta y otra, lo contado.
En José y Pilar (2010) , el documental del director portugués Miguel
Goncalves Mendes, hay entonces que
diferenciar entre el gusto o el disgusto que pueden provocarnos las
figuras públicas del propio Saramago y su esposa, la española Pilar del Río, y
el brillo o la opacidad de la
película que recoge los últimos años del primero y la intensidad de la segunda. Personalmente no me gustan los primeros
y no me gustó la segunda.
Como
muchos llegué a Saramago a través de sus subyugantes novelas. Me fascinó El ensayo sobre la ceguera, El
Evangelio según Jesucristo y, especialmente, Todos los nombres.
Más tarde, cuando Saramago empezó a aparecer en noticieros y diarios me
encontré con un hombre genial pero apático, brillante pero frío, portador y
defensor de un discurso social pero privado de toda calidez humana. Como tantas
otras veces me dije que el mejor y más limpio contacto con los escritores es
siempre a través de sus obras y no
a través de sí mismos. Mejor quedarse con don José, el burócrata
notarial de Todos los nombres que se
enamora de una desconocida, que con el otro José que le dio vida al primero.
De Pilar del Río poco o nada sabía y en
la película nos la presentan como una mujer que se encaprichó hasta la obsesión
con el Nobel no para acompañarlo y
secundarlo en su labor creativa , sino para lograr que los faros mediáticos
buscándolo a él terminaran posándose en su compañera redentora. A lo mejor la del Río, periodista de
oficio, es una gran y desinteresada mujer. No lo sé. Lo que sí sé es que la
imagen que me quedó de ella fue la de una habilidosa y muy superficial
titiritera que se dedicó, tras el sospechoso rótulo de la trabajadora
incansable, a exponer, a cabestro
diría yo, al pobre Saramago ante cuanta cámara y micrófono hubiera en el
camino.
Pero una cosa es que ese Saramago
y esa Pilar no me simpaticen y otra que eso convierta en buen o mal documental biográfico a José y Pilar. Si a mi juicio José y Pilar es un documental fallido y
del todo prescindible es porque con él se desperdició la oportunidad de
adentrarse en el desconcertante mundo del Nobel portugués, un mundo marcado por
la brillantez de sus creaciones y por su visión atea y árida de la condición
humana. Se dejó ir la oportunidad
para conocer, algo más de cerca, ese contraste entre el escritor de una
sensibilidad extrema y el hombre político que pregonaba la igualdad desde su
pedestal de odiosa superioridad.
José y Pilar es, sobretodo, Pilar y José. Es ella la que aparece como el eje que soporta todos los
giros. Si Saramago se mueve es por el impulso de ella; si Saramago lucha es
porque ella lo motiva a hacerlo y si Saramago se embarca alocadamente en cuanto
avión pueda transportarlo de un continente a otro, es porque ella es la
hacedora insaciable de esas apretadas agendas. El Saramago de José y Pilar no es entonces ni el
pensador polémico y ácido ni, mucho menos, el creador polifacético que habló tantos y tan disímiles lenguajes a través de sus personajes
El Saramago de José y Pilar es
, sobretodo, el José de Pilar según la visión egocéntrica y absorbente de esta
última.
Nunca he creído, con el adagio
popular, que detrás de cada gran hombre hay siempre una gran mujer. Eso del detrás de me parece pedante, odioso y soberanamente mentiroso. Al lado de cada gran ser, hombre o
mujer, suele haber otros, hombres y/o mujeres, que lo complementan, acompañan y
justifican. Esa y no otra es nuestra condición. En José y Pilar quiso mostrarse la grandeza de la compañera del Nobel
y en lo que terminó la película fue en la caricaturización de un grande y en el
elogio, empalagoso hasta el hastío, de una mujer que quizás nunca entendió, como sí Saramago, que
la discreción es siempre la mejor aliada de la creación.
1 comentario:
Volví y me apresuro a leer de nuevo las entradas de este blog.
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