FITZCARRALDO

FITZCARRALDO
FITZCARRALDO. Werner Herzog. Klaus Kinski

domingo, 20 de marzo de 2011

EN UN MUNDO MEJOR







TÍTULO ORIGINALHævnen (Civilization) (In a Better World)
AÑO
2010
DURACIÓN
110 min.  Trailers/Vídeos
PAÍS
  Sección visual
DIRECTORSusanne Bier
GUIÓNAnders Thomas Jensen
MÚSICAJohan Söderqvist
FOTOGRAFÍAMorten Søborg
REPARTOMikael PersbrandtTrine DyrholmUlrich ThomsenWilliam Jøhnk NielsenMarkus RygaardBodil JørgensenDitte GråbølToke Lars BjarkeCamilla GottliebSatu Helena Mikkelinen
PRODUCTORACoproducción Dinamarca-Suecia; Danish Filminstitute / Danmarks Radio (DR) / Film Fyn / Film i Väst / MEDIA / Memfis Film / Nordisk Film- & TV-Fond / Sveriges Television (SVT) / Swedish Film Institute / Trollhättan Film AB / Zentropa International
WEB OFICIALhttp://www.sonyclassics.com/inabetterworld/
PREMIOS2010: Oscar: Mejor película de habla no inglesa
2010: Globos de Oro: Mejor película de habla no inglesa
GÉNERODrama | África



Clasificación : Muy recomendada

Con esta nota sobre En un mundo mejor incumplo una de las reglas que me fijé, primero, cuando empecé a escribir sobre las películas que veía y, segundo, cuando decidí construir este blog.  La regla era que solo escribiría sobre las películas vistas en la pantalla grande. Por fuera quedarían todas aquellas otras vistas en casa, en los aviones y, en fin, en todos aquellos otros espacios distintos a ese templo de culto que es – y será por siempre – la sala de cine.

La regla encerraba un discreto homenaje al cine visto en la pantalla grande. Soy uno de aquellos que cree que las películas hay que verlas proyectadas en las salas de cine. Todo lo demás, por sofisticado que sea, es un fallido remedo de la magia inimitable que tiene el ir a cine. La película que nos pareció extraordinaria en la sala de cine nos parecerá, cuando más, buena si la reducimos a la pantalla de un televisor. De las películas vistas en computadores, teléfonos, i pads y demás artefactos solo puedo lamentar la oportunidad perdida de haberlas visto, con todo lo que ello implica, en ese templo irremplazable que es la sala de cine.

Hay sin embargo circunstancias que nos llevan a ver algunas películas en el riesgoso confort de  la casa. Fue eso lo que me pasó con En un mundo mejor la película de la afamada directora danesa Susanne Bier y ganadora  del Oscar 2010 a mejor película de habla no inglesa. 


La cinta cuenta la historia de dos niños, Elia y Christian,  compañeros de clase que se hacen amigos como expresión de una solidaridad que viene del dolor, la incomprensión y el desarraigo en medio de los cuales ambos han crecido. Con el liderazgo de Christian ambos chicos se embarcarán, con mucha ingenuidad pero también con mucha maldad, en una travesía que persigue el dudoso reconocimiento que depara la venganza. 


Christian perdió a su madre y siente, en su mundo amañado y reservado, que su padre fue el culpable de esa mutilación temprana. De su lado Elia es hijo de padres separados. Vive con su madre, una médica empeñada en preservar el dolor y el resentimiento que le dejó la ruptura de su relación. Su padre, también médico, vive en África donde ayuda a una comunidad cuyas mujeres se ven sometidas a los abusos de un líder local. En ese paraje, amarillo y ardiente, sueña con un mundo más justo y, también, con la recuperación del hogar perdido.

En ambos espacios, el colegial y el de la comunidad africana ultrajada, se vive la ley absurda del matoneo. Elia es víctima de los acosos y de las burlas de sus compañeros. Christian sale en su ayuda sin medir los alcances de su reacción defensiva. Por su lado el padre de Elia atiende a las mujeres que han sido víctimas de una atrocidad irracional. El dolor y la rabia que produce el trato injusto generarán conductas vindicatorias que se saldrán de todo cauce. La compasión y la solidaridad mostrarán su rostro turbio llevándonos a ese punto en el que  se siente que el agresor injusto merece, al margen de los cánones morales, éticos y legales, un castigo de la talla del dolor causado.

En un mundo mejor  la Bier vuelve como lo hiciera en Después de la boda (2006) y Cosas que perdimos en el fuego (2007) a las entrañas del ser humano para zambullirse en sus contradicciones, en sus fragilidades, en sus ambiciones y, también, en sus enormes frustraciones. En esta ocasión vuelve hacerlo con su mejor estilo intimista: más que la sucesión de hechos que integran el relato, lo que sobresale En un mundo mejor es el interior de sus personajes. Un interior convulso que no respeta ni edades, ni sexos, ni condiciones.  La maldad es capaz de anidar tanto en un despreciable líder africano como en un niño que apenas ha dejado el pantalón corto. La profunda y discutible diferencia es que pareciera haber maldades cuyo origen si bien no las justifica al menos sí las explica. Al punto, tantas veces inconfensable,  de aceptar el turbio ajustamiento que consigo trae la venganza.  Más que discursos moralistas el mensaje discreto de la película es que la verdadera bondad no es tanto la negación de la maldad como el  fatigoso ejercicio  de ir arañándole a nuestras fragilidades y a nuestros miedos sus trazas de sentido y esperanza.

Dos cosas por destacar de En un mundo mejor. La primera su impecable trabajo fotográfico. No se trata, como en tantas otras películas, de encuadres bien logrados y de nitidez de colores. Se trata en este caso de un tono continuo, de un acento que más allá de capturar la escena la colorea según cual sea el sentimiento o la vivencia circundante. Tanto las escenas que transcurren en la comunidad africana como aquellas otras que suceden en alguna ciudad de Dinamarca, son retratadas por un lente que capta los espacios subrayando sus colores y sus entornos según cual sea, en cada caso, el color del alma que las mira. La segunda, el trabajo sorprendente de ambos niños. En especial el de William Jøhnk Nielsen en su papel de Christian. Uno se pregunta, viéndolo, como hace un niño para cargar y luego transmitir en su mirada tanto odio y tanto resentimiento. Será tal vez  que sin los tapujos y las contaminaciones de la adultez los niños son mejores para mostrar los claroscuros que todos llevamos dentro.

De las nominadas al Oscar por mejor película de habla no inglesa solo he visto Biutiful y En un mundo mejor. Habiéndome gustado mucho ambas, mi voto, coincidente con el de la Academia, es por la película danesa. Además y sumado a sus muchas virtudes cinematográficas,  En un mundo mejor tiene el mérito de recordarnos que hay otras maneras de hacer el cine o, mejor,  que hay otras manera de abordar al ser humano desde el multifacético lenguaje del cine.

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