FITZCARRALDO

FITZCARRALDO
FITZCARRALDO. Werner Herzog. Klaus Kinski

domingo, 31 de octubre de 2010

AVATAR


TÍTULO ORIGINAL Avatar

AÑO 2009 Ver trailer externo

DURACIÓN 161 min.   Trailers/Vídeos 

PAÍS   Estados Unidos

DIRECTOR James Cameron
GUIÓN James Cameron
MÚSICA James Horner
FOTOGRAFÍA Mauro Fiore
REPARTO Sam Worthington, Zoe Saldana, Sigourney Weaver, Stephen Lang, Michelle Rodríguez, Giovanni Ribisi, Joel Moore, Wes Studi, CCH Pounder, Laz Alonso
PRODUCTORA 20th Century Fox / Lightstorm Entertainment / Giant Studios Inc.
WEB OFICIAL http://www2.avatarmovie.com/
PREMIOS 2009: 3 Oscars: Fotografía, dirección artística, efectos visuales. 9 nominaciones
2009: 2 Globos de Oro: Mejor película, director. 4 nominaciones
2009: 2 Premios BAFTA: Diseño de producción, efectos especiales. 8 nominaciones
GÉNERO Ciencia ficción. Aventuras. Bélico. Acción. Fantástico. Romance | Extraterrestres. 3-D

Clasificación : Muy recomendada 

Más allá de que creamos o no, todos tenemos el derecho a imaginar como será aquel lugar que nos espera luego de nuestra estadía terrenal. A este divertimento imaginativo siempre concurren algunas imágenes de las que nos hemos apropiando con el paso de los años. Habrá quienes lo imaginan blanquísimo y celestial. Otros lo pensarán sideral, incrustado quizás en un macro universo del cual este, el nuestro, es apenas un despreciable apartado.  Otros lo verán tan material como el que ahora vivimos pero con el predominio, absoluto y fascinante, de una naturaleza amigable, resplandeciente y desbordada.

La imagen que nos hagamos de aquel otro posible lugar es, además, cambiante. Fue una la que tuvimos de niños y otra, de seguro amorfa y desdibujada, la que ya de adultos nos hacemos. 

Después de ver Avatar uno se imagina que ese lugar  habrá de parecerse - y mucho -  a la estrambótica y multicolor selva donde habitan, en la distante Pandora,  los Na´vi.  Es en ese lugar, imaginado por cerebros y programas, donde sucede la última aventura de ese cuentero genial y mercachifle llamado James Cameron.

Jake Sully (Sam Worthington) es un marine discapacitado que se enrola en las filas del ejército americano con la misión de adentrarse en el pueblo Na´vi para  hacer posible el objetivo militar de apropiarse del valioso mineral que subyace en su territorio. Para hacerlo Jake se conecta a una máquina que a través de un complejo proceso de enajenación y transformación, el programa Avatar, lo convierte en una suerte de nativo adaptable a las condiciones de vida del pueblo Na´vi. Es allí donde accidentalmente conoce a la Na´vi  Neytiri (Zoe Saldana) quien, guiada por las señales del algún poder supremo, se da a la tarea de introducir al intruso a su deslumbrante mundo atiborrado de aves fantásticas,  de plantas fosforescentes y, especialmente, de una envolvente y sagrada comunicación con toda la naturaleza que lo nutre y rodea. A partir de ese deslumbrante contacto, Jake comenzará una aventura que lo llevará de la traición a la fidelidad, del odio al más encumbrado amor.

Que Avatar se haya insertado en la historia del cine como un hito para  decir en adelante, de una película cualquiera,  si fue  antes o si  fue  después de los azulados personajes de Cameron, es una afirmación discutible. Lo que sí está por fuera de toda controversia es que Avatar es una historia que cautiva y envuelve, que transporta y fascina. El que apele a varios de los lugares comunes de la narrativa cinematográfica no le resta méritos. Lo que se los adiciona es la forma como los emplea, el lenguaje mágico que utiliza y la fuerza hipnótica de sus imágenes. Al discurso contra el potente invasor, a la victoria del débil que vence apoyado en sus convicciones y a la historia de un amor que descorre los pesados velos de la ambición, los conocemos bien pero eso nunca impedirá que vuelvan a fascinarnos y sorprendernos si nos los presentan, como lo hace Avatar,   con lenguajes poderosos y convincentes.

Durante más de dos horas el espectador viaja a un  mundo desconocido en el que quisiera quedarse, por su arrebatadora belleza, por sus escenarios delirantes, por la vertiginosa fuerza que lo atraviesa. Creo que la magia de Pandora y su gente está en sentir que Pandora alguna vez ya  fue nuestra, que la perdimos y que es posible recuperarla o, para decirlo con mayor exactitud, que aún es posible que ella nos recupere siempre que abandonemos los atavíos que nos han desconectado de nuestra más profunda esencia.

Una película es buena cuando nos permite soñarnos de otra forma a partir de la historia que se nos cuenta. El  “había una vez” de Avatar es la reafirmación de la ilimitada capacidad fantasiosa del cine y, de paso, de nuestra predisposición natural a convivir con el deseo  de que quizás allende de este existan mundos mejores. 

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