TÍTULO ORIGINAL Invictus (The Human Factor)
AÑO 2009
DURACIÓN 134 min.
PAÍS Estados Unidos
DIRECTOR Clint Eastwood
GUIÓN Anthony Peckham (Libro: John Carlin)
MÚSICA Kyle Eastwood, Michael Stevens
FOTOGRAFÍA Tom Stern
REPARTO Morgan Freeman, Matt Damon, Tony Kgoroge, Julian Lewis Jones, Adjoa Andoh, Patrick Mofokeng, Matt Stern, Leleti Khumalo
PRODUCTORA Warner Bros. Pictures / Spyglass Entertainment / Malpaso Productions / Revelations Entertainment
WEB OFICIAL http://invictusmovie.warnerbros.com/
PREMIOS 2009: 2 nominaciones al Oscars: Actor (Freeman), actor secundario (Damon)
2009: 3 nominaciones al Globo de Oro: Director, actor (Freeman), actor sec. (Damon)
GÉNERO Drama | Biográfico. Racismo. Deporte. Rugby. Basado en hechos reales
Clasificación : Buen plan
Muchas expectativas recaen sobre el recién electo presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela (Morgan Freeman). Después de años de injusta reclusión el líder negro se propone reconducir por buen cauce el destino de su maltrecha patria. Lo rodea la creciente tensión entre blancos y negros. En medio de la crisis desoladora que lo rodea, visualiza una veta que le puede dar jugosos dividendos políticos. Se trata del equipo local de rugby conformado en su mayoría por jugadores blancos. Es precisamente esta conformación la que ha despertado el recelo de la población negra, recelo que linda con el abierto desprecio por el mediocre rendimiento deportivo del equipo nacional. Y es al borde de una profunda crisis que conduciría a su disolución cuando interviene Mandela para proponerle al líder del equipo Francois Peinar (Matt Damon), a los jugadores del equipo y al país entero que crean en sí mismos y estos en su seleccionado.
La sede del mundial de rugby en 1995 le corresponde a Sudáfrica y que mejor escenario que este para que alrededor de un equipo desvalorizado se una población signada por la adversidad y el conflicto interno. Lo que sigue está escrito: arduos entrenamientos, estadios llenos, un país en vilo, victorias angustiosas y un final apoteósico impensable sin una cámara lenta y un triunfo cuando el tiempo se agota.
Muchas expectativas recaen sobre el recién electo presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela (Morgan Freeman). Después de años de injusta reclusión el líder negro se propone reconducir por buen cauce el destino de su maltrecha patria. Lo rodea la creciente tensión entre blancos y negros. En medio de la crisis desoladora que lo rodea, visualiza una veta que le puede dar jugosos dividendos políticos. Se trata del equipo local de rugby conformado en su mayoría por jugadores blancos. Es precisamente esta conformación la que ha despertado el recelo de la población negra, recelo que linda con el abierto desprecio por el mediocre rendimiento deportivo del equipo nacional. Y es al borde de una profunda crisis que conduciría a su disolución cuando interviene Mandela para proponerle al líder del equipo Francois Peinar (Matt Damon), a los jugadores del equipo y al país entero que crean en sí mismos y estos en su seleccionado.
La sede del mundial de rugby en 1995 le corresponde a Sudáfrica y que mejor escenario que este para que alrededor de un equipo desvalorizado se una población signada por la adversidad y el conflicto interno. Lo que sigue está escrito: arduos entrenamientos, estadios llenos, un país en vilo, victorias angustiosas y un final apoteósico impensable sin una cámara lenta y un triunfo cuando el tiempo se agota.
Imposible desconocer el inmenso valor de este líder. Invictus lo presenta como el hombre afable que cada mañana les pregunta a sus guardaespaldas por sus familias; como el hombre que elogia respetuosamente la elegancia y la belleza de sus colaboradoras. El director, Clint Estwood, le rinde un merecido homenaje al hombre que después de una infame reclusión ondea, frente a un país desgarrado por el odio, la bandera del perdón. Imposible no sumarse al coro unánime de la admiración y el elogio.
Todo lo anterior conduciría a pensar que Invictus tendría que ser, por una suerte de contagio entre película y personaje, una gran película y, la verdad, no hay tal. Invictus es un gran entretenimiento apoyado en una figura deslumbrante y seductora. Sin embargo su historia desperdicia al personaje y se limita, echando mano de unos recursos desgastados, a la emoción creciente que alcanzará su éxtasis en la confrontación deportiva del final. La idea es que el espectador quede feliz, con la impresión final de un triunfo de último minuto.
Invictus está bien concebida como pieza de entretenimiento. La pregunta que queda es si la película habría cambiado significativamente si el promotor del equipo local hubiera sido, no el presidente electo con su áurea de heroísmo, sino un dirigente deportivo anónimo . Personalmente creo que la cosa no hubiera cambiado mucho y que la emoción deparada por el cronómetro acercándose a cero también nos la hubiera dado un Invictus sin Mandela.
Invictus está bien concebida como pieza de entretenimiento. La pregunta que queda es si la película habría cambiado significativamente si el promotor del equipo local hubiera sido, no el presidente electo con su áurea de heroísmo, sino un dirigente deportivo anónimo . Personalmente creo que la cosa no hubiera cambiado mucho y que la emoción deparada por el cronómetro acercándose a cero también nos la hubiera dado un Invictus sin Mandela.
Que una película nos incite a buscar más información de un personaje valioso o que nos empuje a reconocer la meritoria labor de un gran líder, es cosa que al cine hay que agradecerle y reconocerle. Pero tales efectos no hacen buena a la película que los provoca.
Eastwood, Freeman y Damon se limitaron a hacer un trabajo correcto y pasable y el cine, el cine que perdura, exige mucho más que eso. Los tres lo saben mejor que nadie.
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