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Calificación : Muy recomendada
Silver Linings Playbook, entre nosotros Juegos del Destino, era mi Oscar 2013 para mejor película. Explico
mis razones. La última película de David O Rusell (The Fighter 2010) es una
comedia inusual porque logra un muy balance entre ese cosquilleo epidérmico del
cuento romántico y el estremecimiento del drama sincero. Pat (Bradley Cooper) y
Tiffany (Jennifer Lawrence) se conocen en las circunstancias menos propicias
para el romance: él acaba de salir de una institución mental y, deshecho su
matrimonio, regresa a casa de sus padres; ella, tan o más deschavetada que él, se pasea por el mundo con el
pesado fardo de la marginalidad y la incomprensión. Con el deseo de aplacar su
mente galopante, Pat sale a trotar y es en una de sus correrías que se topa con
esta mujer, una mujer que a la vez que lo asfixia con la desmesura de su
sinceridad, lo desafía para que se abra a la posibilidad de un cambio radical
en su vida.
El guión de Rusell, basado en el
libro de Matthew de Quick, ni se va por la línea fácil del enamoramiento
almibarado, ni tampoco se hunde en la amargura de su negación. Pat y Tiffany están a igual distancia
de la pareja de ojos entornados y manos entrelazadas que de aquella otra,
disfuncional y traumática, ensañada en su autodestrucción. Estando, la pareja de Pat y Tiffany, a
leguas de distancia de estos dos arquetipos, toma de ambos algunos elementos para transmitir, en tono de
comedia, la sensación de que toda
relación tiene inevitablemente sus marcas de cordura y, bendito sea dios, su sello indeleble de
locura.
Mi Oscar no premia la
contundencia de una imprescindible película; agradece más bien una historia muy
bien contada a la que nos enganchamos de principio a fin no solo con el
inocultable y legítimo deseo de
que esa pareja disfuncional y amorfa llegue a algo, sino también con el
reconocimiento de que, más allá de los rótulos médicos, todos en este mundo estamos un
tanto desquiciados.
Juegos del Destino es un homenaje a la imperfección, a la posibilidad anónima de vivir una vida sin aspavientos de felicidad o sin insulsas ambiciones de superación. Russell lo transmite sin la chabacanería de la comedia de pacotilla y sin la pesadez del drama angustiado. Pat y Tiffany no son la pareja ideal, como ideales tampoco son sus familias. Son los seres que son y más retratar fielmente de algún tipo de relación humana, lo que logra Juegos del Destino es hacer de ellos unos personajes cuya irrealidad nos fascina porque nos devuelve, por los instantes infinitos de toda buena película, a nuestra propia fragilidad y a la posibilidad única que tenemos de vivir con ella cada día.
Juegos del Destino es un homenaje a la imperfección, a la posibilidad anónima de vivir una vida sin aspavientos de felicidad o sin insulsas ambiciones de superación. Russell lo transmite sin la chabacanería de la comedia de pacotilla y sin la pesadez del drama angustiado. Pat y Tiffany no son la pareja ideal, como ideales tampoco son sus familias. Son los seres que son y más retratar fielmente de algún tipo de relación humana, lo que logra Juegos del Destino es hacer de ellos unos personajes cuya irrealidad nos fascina porque nos devuelve, por los instantes infinitos de toda buena película, a nuestra propia fragilidad y a la posibilidad única que tenemos de vivir con ella cada día.
Un par de líneas sobre la
Lawrence. Para algunos, una actriz que rebosa talento y que se lleva el mundo
por delante con su fuerza interpretativa. Para otros, una actriz sobre valorada
a la que faltan largas horas de escuela actoral. Para mi, una
piedra que si bien todavía admite pulimento y talla, ya es, de lejos,
preciosa. Si mi pronóstico falló en el Oscar para mejor película, acertó en
cambio en la Lawrence como merecedora de la estatuilla a mejor actriz. Tendremos, no les quepa duda, Jennifer
para rato.
Leyendo la crítica, especialmente
la europea, es común la nota descalificadora por el happy end de Juegos del
Destino. Como tantas otras veces, discrepo de quienes creen que el final de Juegos del Destino la demerita. El final feliz de esta película
no es una impostura ni es, tampoco, un falsete desatinado. Es una manera de
redondear una historia que lejos de pretender remates fantasiosos y perfectos,
lo único que quiere es decir que la vida puede alcanzar, rozar tal vez , fugaces momentos de felicidad.
Nota a deshoras: Una buena escena
1 comentario:
Sabe qué...
¡me gusta la defensa que hace usted del final de la película! Es convincente.
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