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Calificación: Muy recomendada
En Pina, Wim Wenders, el director de las inolvidables El cielo sobre Berlín (1987) y Tan lejos tan cerca (1993), se adentra en el convulso mundo de la Bausch y a través de sus bailes nos aproxima - estremeciéndonos y provocándonos - a una obra que muchos desconocíamos.
En Pina, Wim Wenders, el director de las inolvidables El cielo sobre Berlín (1987) y Tan lejos tan cerca (1993), se adentra en el convulso mundo de la Bausch y a través de sus bailes nos aproxima - estremeciéndonos y provocándonos - a una obra que muchos desconocíamos.
Pina es, de alguna forma, el anti documental. Y lo es porque en lugar de irse por la ruta cómoda del relato biográfico, Wenders opta por hablar de la artista sólo a través de sus coreografías, todas ellas bailadas, danzadas y actuadas - con pasión visceral - por sus discípulos. A Pina sólo se la ve de vez en cuando como una sombra furtiva escondiéndose tras el humo de sus cigarrillos. Queda claro en todo caso que lo suyo no era ni la intromisión, ni la imposición; queda claro que lo suyo, con sus alumnos, era apenas una insinuación, una invitación para que estos hallaran, en la levedad moldeable de los cuerpos, su mejor vehículo de expresión. Así lo manifiestan todos ellos en sus entrevistas cuando sin moldear una sola palabra en silencio lo dicen todo como reiterándole al mundo circundante que no pocas veces las menos elocuentes de nuestras expresiones son nuestras propias palabras.
A medida que la película avanza es imposible no dejarse llevarse por el magnetismo de sus escenas. Cada baile es, desde el punto de vista cinematográfico, una pieza magistral. Más allá del valor artístico de la danza, el gran mérito de Pina es hacer buen cine con este material. Y se lo hace con una muy bien lograda conjunción de elementos.
Uno de ellos, destacadísimo, es la cámara y su movimiento. Para transmitir la energía del baile, la cámara debe deslizarse de tal forma que en lugar de paralizar visualmente la imagen, la movilice con su propio ritmo. La cámara, al igual que sus objetivos, también debe bailar.
Otro elemento fascinante es la ambientación de cada danza. Lo que se logra en Pina es la contundencia de la sobriedad en los gestos, el vestuario y los decorados, entremezclada con la idea genial de sacar el baile al campo y a la calle. Varias escenas son en Wuppertal la ciudad donde murió la Bausch y cuyo tren colgante es una constante alegoría a la danza como una posibilidad de suspender en el aire, lo que pareciera condenado a arrastrarse por el piso.
Por último está la deliberada ausencia de cualquier hilo narrativo que se pretenda contador de historias. Es por eso que la película tenía que llamarse, sin agregado alguno, Pina. La película es ella pero no ella a través de su historia, sino ella a través de unos soberbios pincelazos de su obra que la dibujan, nunca con la precisión de un retrato pero sí, como ella siempre lo quiso, con la sutileza de un boceto.
Uno de ellos, destacadísimo, es la cámara y su movimiento. Para transmitir la energía del baile, la cámara debe deslizarse de tal forma que en lugar de paralizar visualmente la imagen, la movilice con su propio ritmo. La cámara, al igual que sus objetivos, también debe bailar.
Otro elemento fascinante es la ambientación de cada danza. Lo que se logra en Pina es la contundencia de la sobriedad en los gestos, el vestuario y los decorados, entremezclada con la idea genial de sacar el baile al campo y a la calle. Varias escenas son en Wuppertal la ciudad donde murió la Bausch y cuyo tren colgante es una constante alegoría a la danza como una posibilidad de suspender en el aire, lo que pareciera condenado a arrastrarse por el piso.
Por último está la deliberada ausencia de cualquier hilo narrativo que se pretenda contador de historias. Es por eso que la película tenía que llamarse, sin agregado alguno, Pina. La película es ella pero no ella a través de su historia, sino ella a través de unos soberbios pincelazos de su obra que la dibujan, nunca con la precisión de un retrato pero sí, como ella siempre lo quiso, con la sutileza de un boceto.
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