FITZCARRALDO

FITZCARRALDO
FITZCARRALDO. Werner Herzog. Klaus Kinski

domingo, 16 de junio de 2013

AMOR ES TODO LO QUE NECESITAS



Película: Amor es todo lo que necesitas. Título original: Love is all you need.Título original: Den skaldede frisør. Dirección: Susanne Bier. Países:Dinamarca e Italia. Año: 2012. Duración: 112 min. Género: Comedia romántica. Interpretación: Pierce Brosnan (Phillip), Tryne Dyrholm (Ida), Kim Bodnia (Leif), Molly Blixt Egeling (Astrid), Paprika Steen (Benedikte), Sebastian Jessen (Patrick). Guion: Anders Thomas Jensen. Producción: Sisse Graum Jorgensen y Vibeke Windelow. Música: Johan Söderqvist. Fotografía: Morten Søborg.Montaje: Pernille Bech Christensen y Morten Egholm. Diseño de producción: Peter Grant. Vestuario: Signe Sejlund. Distribuidora: Golem. Estreno en Dinamarca: 6 Septiembre 2012. Estreno en España: 21 Diciembre 2012. Calificación por edades: No recomendada para menores de 7 años.


Calificación : Vale la pena   




Amor es todo lo que necesitas, la última película de la premiada directora danesa Susanne Bier, es un divertimento trajeado de comedia que sin alcanzar las dulzuras y sonrisas del género, sí deja, aunque pasajera, una agridulce sensación. No obstante sus altibajos, la película logra cierta redondez que  la  distancia de la comedia superflua y banal. 

Entre los bajos de Amor es todo lo que necesitas están, esa cierta manipulación efectista de los espléndidos paisajes del sur italiano, el empleo repetitivo y poco convincente  de una boda  como  plataforma en la que afloran, muy cerca del “sí te acepto” ,  sentimientos agazapados y desconocidos y, finalmente,  el uso del cliché ya tan desgastado del hombre maduro y huraño que de repente y por obra y gracia de un amor tardío y ceniciento cambia su ceño fruncido por la ternura de una mirada generosa y conquistadora.

A todos estos recursos de rasgos sabidos y consecuencias predecibles los contrarresta, magistralmente,  la finura con la que la Bier los emplea. Imposible no darse cuenta de las ligerezas de un guión más almibarado que elaborado, pero imposible  también desconocer que  la historia  no se queda en su faceta naif y rosa.   Por encima de su propia estructura y de sus carencias argumentales, la película de la Bier alcanza un tono sugestivo y creíble. Lo alcanza, creo yo, en muy buena medida por el personaje de Ida (Trine Dyrholm), una fascinante mezcla de tontera, inteligencia, valentía y belleza.  Es en torno a ella que se edifica toda la historia: su hija, próxima a casarse, es tan solo un referente, un foco intermitente que esparce su luz sobre la madre. Otro tanto pasa con Philip (Pierce Brosnan) el padre del novio. Solitario y vanidoso,  no parece capaz de hacer otra cosas que controlar despachos de limones y rábanos alrededor del mundo, hasta que esta mujer, aparentemente insignificante, irrumpe en su vida. 


Los dos protagonistas cumplen bien su misión. Brosnan es, irremediablemente, un buen galán. Sabe mirar, sabe decir la frase oportuna y sabe, desde sus tiempos de Remington Steele, que la mejor conquista siempre empieza por hacer sentir a la mujer pretendida, admirada y  respetada. Dyrholm logra un personaje entrañable: una mujer que desde la sencillez de su oficio de tinturas y tijeras pero, sobre todo, desde la claridad que da convivir con la enfermedad, entiende que todos los suyos, ella incluida, merecen perdón y un chance de felicidad.


Puede ser que después de un balance meticuloso, estéril y odioso,  Amor es todo lo que necesitas resulte ser un trabajo con más estereotipos que brillos; sin embargo, viéndola, se siente un cierto sopor que atrapa y que la hace, sino una imperdible, sí una de esas películas que resulta grato ver porque inscrita sin vergüenza  en las filas de la comedia romántica, es una historia bien contada que reivindica, sin altavoces ni aspavientos,  el inestimable valor de lo femenino.  

Nota a deshoras: Imposible no hacer la asociación con el gran clásico de los Beatles. Aquí esta hermosa versión globalizada






sábado, 1 de junio de 2013

JOSE Y PILAR



Título original : José y Pilar

Año : 2010

Duración : 125 min.

País:  Prutugal

Director: Miguel Goncalvez Mendes


Guión : Miguel Goncalvez Mendes

Fotografía : Daniel Nieves

Reparto : José Saramago, Pilar del Río

Género : Documental , biográfico

Web oficial : www.joseepilar.com  


Calificación : Buen plan

Hay que diferenciar. Una cosa es la empatía, la simpatía o la antipatía que pueda generarnos un personaje por su conducta o su forma de ver y vivir la vida y otra, distinta, el agrado o el desagrado que pueda producirnos el relato cinematográfico que  se ocupa de este mismo personaje.  La importancia de esta distinción se agudiza cuando se trata de una película documental. En este género  se trata ya no de unos actores que encarnan postizamente las vidas de otros, sino de seres reales a quienes la cámara aspira a capturar sin otra distorsión, que no es poca, que la que se produce en el tránsito de la realidad a la imagen. Una cosa es entonces, en el documental, que la forma de apresar y expresar una realidad (comúnmente la vida de algún notorio) nos parezca buena o  fallida y otra que esa misma realidad (ese alguien que nos es representado) nos plazca o nos disguste estética, moral o éticamente. Un documental sobre el sicariato nos puede parecer extraordinario así nos repugne hasta la médula ese aberrante oficio y, sobre todo, la decadencia social que lo propicia.  Lo propio, a la inversa,  puede sucedernos con un documental sobre la forma como en gimnasios anónimos y oscuros se forman, a punto de hambre y ansias, esos boxeadores que luego muerden, como desquitándose de la vida, sus preseas olímpicas. El tema puede subyugarnos pero la forma de contárselo puede decepcionarnos. Sin duda una cosa es el como se cuenta y otra, lo contado.

En José y Pilar (2010) , el documental del director portugués Miguel Goncalves Mendes,  hay entonces que diferenciar entre el gusto o el disgusto que pueden provocarnos las figuras públicas del propio Saramago y su esposa, la española Pilar del Río, y el  brillo o la opacidad de la película que recoge los últimos años del primero y la intensidad de la segunda.  Personalmente no me gustan los primeros y no me gustó la segunda.  

Como muchos llegué a Saramago a través de sus subyugantes novelas. Me fascinó El ensayo sobre la ceguera,  El Evangelio según Jesucristo y, especialmente,  Todos los nombres. Más tarde, cuando Saramago empezó a aparecer en noticieros y diarios me encontré con un hombre genial pero apático, brillante pero frío, portador y defensor de un discurso social pero privado de toda calidez humana. Como tantas otras veces me dije que el mejor y más limpio contacto con los escritores es siempre a través de sus obras y no  a través de sí mismos. Mejor quedarse con don José, el burócrata notarial de Todos los nombres que se enamora de una desconocida, que con el otro José que le dio vida al primero.  

De Pilar del Río poco o nada sabía y en la película nos la presentan como una mujer que se encaprichó hasta la obsesión con el Nobel no  para acompañarlo y secundarlo en su labor creativa , sino para lograr que los faros mediáticos buscándolo a él terminaran posándose en su compañera redentora.  A lo mejor la del Río, periodista de oficio, es una gran y desinteresada mujer. No lo sé. Lo que sí sé es que la imagen que me quedó de ella fue la de una habilidosa y muy superficial titiritera que se dedicó, tras el sospechoso rótulo de la trabajadora incansable,  a exponer, a cabestro diría yo, al pobre Saramago ante cuanta cámara y micrófono hubiera en el camino.

Pero una cosa es que ese Saramago y esa Pilar no me simpaticen y otra que eso convierta en buen o mal documental biográfico a José y Pilar. Si a mi juicio José y Pilar es un documental fallido y del todo prescindible es porque con él se desperdició la oportunidad de adentrarse en el desconcertante mundo del Nobel portugués, un mundo marcado por la brillantez de sus creaciones y por su visión atea y árida de la condición humana.  Se dejó ir la oportunidad para conocer, algo más de cerca, ese contraste entre el escritor de una sensibilidad extrema y el hombre político que pregonaba la igualdad desde su pedestal de odiosa superioridad.

José y Pilar es, sobretodo, Pilar y José.  Es ella la que aparece como el eje que soporta todos los giros. Si Saramago se mueve es por el impulso de ella; si Saramago lucha es porque ella lo motiva a hacerlo y si Saramago se embarca alocadamente en cuanto avión pueda transportarlo de un continente a otro, es porque ella es la hacedora insaciable de esas apretadas agendas. El Saramago de José y Pilar no es entonces ni el pensador polémico y ácido ni, mucho menos,  el creador polifacético que habló  tantos y tan disímiles lenguajes a través de sus personajes  El Saramago de José y Pilar es , sobretodo, el José de Pilar según la visión egocéntrica y absorbente de esta última.

Nunca he creído, con el adagio popular, que detrás de cada gran hombre hay siempre una gran mujer. Eso del detrás de  me parece pedante, odioso y soberanamente mentiroso.  Al lado de cada gran ser, hombre o mujer, suele haber otros, hombres y/o mujeres, que lo complementan, acompañan y justifican. Esa y no otra es nuestra condición. En José y Pilar quiso mostrarse la grandeza de la compañera del Nobel y en lo que terminó la película fue en la caricaturización de un grande y en el elogio, empalagoso hasta el hastío, de una mujer que quizás nunca entendió, como sí Saramago,  que la discreción es siempre la mejor aliada de la creación.